Cómo limpiar figuras de bronce

El aire y la humedad hacen que el bronce se deteriore adquiriendo un aspecto verdoso que nada tiene que ver con su apariencia original. El mantenimiento de este material no tiene por qué ser complicado, estos trucos para limpiarlo lo demuestran.

Antes de empezar con su cuidado y limpieza, dos cosas a tener en cuenta:

Bronce parece plata no es. Comprueba que realmente estás ante una pieza de bronce. Parece un paso tan obvio que lo quieres evitar pero piensa que aplicar cualquier producto a un objeto chapado puede dañar la pieza. Un truco, ayúdate de un imán, si se pega no es bronce.

¿Se trata de bronce lacado? Si es así, un paño húmero será la mejor forma de limpiarlo sin dañarlo.

Una vez hechas estas dos comprobaciones, puedes comenzar con la limpieza del bronce. En cualquiera de los casos, lo primero será eliminar el polvo y la suciedad superficial de la pieza, para ello ayúdate de un paño suave y seco o un plumero, será suficiente.

Si el bronce no está muy sucio, con agua tibia, puedes incorporar unas gotas de jabón, y la ayuda de un paño humedecido bastará. Este paso se puede combinar con cualquiera de las dos alternativas que te describimos a continuación, ¡presta atención!

Remedios caseros para limpiar el bronce y conseguir el brillo original

  1. Crea una pasta mezclando unas cucharadas de bicarbonato de sodio y zumo de limón. Aplica la pasta con la ayuda de un paño realizando movimientos circulares, deja actuar durante 20 minutos. Enjuaga con agua tibia y seca con un paño limpio.
  2. Prepara una mezcla con agua, sal y vinagre blanco, simplemente deja actuar y retira con agua tibia.
  3. Vino tinto, una solución sencilla. Frota con un paño humedecido con vino tinto templado la superficie, enjuaga y seca muy bien.

Cualquiera de estos consejos para limpiar objetos de bronce se puede aplicar varias veces. Los dos primeros remedios además de limpiar sirven para pulir este material.
¡Advertencia! Si decides utilizar algún producto comercial, guarda especial atención a las instrucciones y síguelas paso a paso.

Ahora que ya sabes cómo cuidar el bronce, es tu turno, ¡toca ponerlo en práctica! Y si aún no te has hecho con tu pieza de bronce, ¡no esperes más!

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